Siete paseos para conocer Córdoba


Cuesta del Bailío

Cuesta del Bailío

Ver:

  • Fuente de mármol negro.
  • Casa Palacio del Bailío.

Recorrido:

La calle Capuchinos finaliza en Carbonell y Morand, a su derecha, y frente a ella la Cuesta del Bailío que une con la calle Alfaros.

Descripción:

Fuente Cuesta del BailíoCuesta del Bailío. Aunque no existe en época califal, hay constancia de que en 1.241 había ya un arco de comunicación entre la ciudad alta (Medina o Villa) y la baja (Axerquía): el Arco o Portillo de Corbacho, que atravesaba la muralla de origen romano y fue demolido en 1.711 por su mal estado. Su aspecto actual se debe a la reforma realizada en 1944 por el arquitecto Víctor Escribano, que suprimió la pendiente empedrada existente y la sustituyó por escalones, de los cuales 31 tienen el firme achinado con dibujos decorativos. En la misma destaca la fuente de mármol negro situada en la bifurcación de la cuesta, diseñada por dicho arquitecto. La Cuesta del Bailío representa una enorme dificultad para las cuadrillas de costaleros, por lo que resulta de gran belleza el descenso de los pasos en Semana Santa. El día mas importante es el Martes Santo, pues la Agonía, la Sangre, el Buen Suceso y la Santa Faz tienen este lugar en su recorrido.

 

Palacio del BailíoCasa Palacio del Bailío. Situada en la parte alta de la cuesta a la que da nombre, su origen se remonta al reparto que realizó Fernando III tras la expulsión de los musulmanes, recayendo la propiedad de la misma en la familia de los Fernández de Córdoba, señores de Aguilar. Durante la primera mitad del siglo XVI vivió en ella Pedro Núñez de Herrera, gran bailío de Lora de la orden de San Juan cuyo cargo (encomienda o dignidad en la Orden de San Juan, que los caballeros profesos obtenían por su antigüedad y a veces por gracia particular del gran maestre de la orden) dio nombre a la casa. Dice Teodomiro Ramírez de Arellano en sus Paseos por Córdoba: Las casas del Bailío nada de particular ofrecen en su exterior, pero en el interior son de las más hermosas de Córdoba por sus buenas y anchurosas habitaciones, jardines y escaleras y todo lo que constituye un verdadero palacio. La sala principal tiene pintados al fresco el retrato del Gran Capitán Gonzalo Fernández de Córdoba y varios episodios de su gloriosa historia.

La portada tardogótica del palacio está atribuida a Hernán Ruiz II y en ella destaca la decoración plateresca del tímpano, representando un buen ejemplo de la arquitectura cordobesa del siglo XVI. La parte derecha de la fachada es un blanco paramento roto solamente por la presencia de un ciprés. Después se ve la espadaña de la iglesia de los Dolores que contrasta con sus colores ocre y rojo almagra. En el muro de la calle una buganvilla da sombra al Azulejo de la Virgen de los Dolores, realizado en 1924 por Rodríguez Rillon y colocado en 1939 en este lugar tras una pugna entre la hermandad y el Ayuntamiento, ya que éste impidió su colocación en la plaza de Capuchinos. A lo largo de su historia el edificio ha tenido varios usos, tales como Administración de Correos o Sede de la Oficina de Obras Públicas. En la actualidad alberga la Biblioteca Viva de al-Andalus de la Fundación Roger Garaudy.