Siete paseos para conocer Córdoba


Visitar Córdoba.

De la mano de D. Teodomiro Ramírez de Arellano

En mis esporádicas visitas a Córdoba me gustaba deambular por sus barrios, dejarme guiar por la llamada de alguna callejuela, sin más intención que disfrutar del descubrimiento de algún rincón con especial encanto.

Paseos por CórdobaTodo cambió cuando mi hermana María José me regala el libro, publicado en 1873, Paseos por Córdoba de Teodomiro Ramírez de Arellano. Mientras lo leía, con un mapa de Córdoba y un cuaderno de notas planificaba los itinerarios para aprovechar al máximo la siguiente visita. Así evitaba repeticiones y extravíos.

Cierto día de mayo, en época de patios, mientras esperaba que abrieran las puertas para visitar la Casa de las Campanas, entablé conversación con un señor acompañado por sus dos nietos de 9 y 14 años a los que estaba enseñando la ciudad. Los jóvenes, nacidos y criados en Córdoba, conocían de ella poco más que el centro y su barrio de residencia. Esta anécdota me estimuló a publicar la presente guía por si puede servir de ayuda para conocer Córdoba un poco mejor y de manera diferente a forasteros o, incluso, cordobeses.

Consta de siete paseos. Todos, excepto el último, tienen su punto de partida y llegada en la Plaza de las Tendillas y en su recorrido se llega, al menos, a un museo o monumento singular del que toma nombre: Mezquita, Alcázar, Julio Romero de Torres, Museo arqueológico, Palacio de Viana y Diputación. El séptimo, El Río, recorre el río Guadalquivir por ambas orillas y termina en el Zoológico.

He procurado evitar las calles con tráfico y elegir otras más recoletas y olvidadas, muchas con empedrado antiguo por lo que es recomendable llevar calzado cómodo.

Las fotos, mías, tienen la escasa calidad de un aficionado, por lo que pido disculpas, al igual que por todos los errones o inexactitudes habidos y que espero subsanar con vuestros comentarios y ayuda.

Con todo mi cariño dedico esta guía a mi hermana María José, que tan buenos momentos me hace disfrutar en Córdoba, y a mis sobrinos Mercedes y Fernando, alegres compañeros de paseo.